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10 Gritaban muy fuerte: «Señor santo y verdadero, ¿cuándo vas a juzgar a los habitantes de la tierra y a castigarlos por habernos asesinado?» 11 Cada uno recibió una vestidura blanca y se les dijo que esperaran un poco más porque aun había algunos hermanos y siervos de Cristo que debían ser asesinados como habían sido asesinados ellos.

12 Cuando el Cordero rompió el sexto sello, miré y hubo un gran terremoto. El sol se oscureció como si estuviera de luto y la luna se puso toda roja como la sangre.

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